Multitudinario acto. Un llamado para la unidad en acción de todos los argentinos.
El jueves 24 de noviembre, el Salón Azul del Senado de la Nación fue escenario de la Primera Jornada para la Reconstrucción del Pensamiento Nacional, bajo el lema “El consenso y las políticas de Estado”.
La reunión fue promovida por la revista Movimiento 21 y contó con el auspicio de las autoridades de la Cámara Alta del Congreso Nacional.
A partir de las 16 horas se congregaron en el Salón Azul más de 300 personas, entre las cuales distinguidos cuadros políticos y dirigentes de organizaciones sociales. A riesgo de cometer olvidos imperdonables, mencionaremos a algunos de los presentes: el titular de la Auditoría General de la Nación, Oscar Lamberto; el ex presidente provisional, Eduardo Camaño; los ex ministros Hugo Matzkin, Enrique Rodríguez, Rodolfo Barra, Miguel Angel Toma; el secretario parlamentario del Senado, Juan Pedro Tunessi, el director de Movimiento 21 Hugo Quintana; los directores editorial Pascual Albanese, Humberto Roggero, Guillermo Schweinheim y Eduardo Rollano y el Consejo Asesor: Gilberto Alegre, Bernardo Cané, Oscar Lamberto, Marcelo López Arias, Fernando Maurette, Jorge Neme, Aldo Pignaneli, Jorge Remes Lenicov, Juan José Tufaro, Miguel Ángel Toma, Eduardo Camaño, Carla Pitiot, Marita Olivarez, Lucrecia Monti, Raúl Álvarez Echague, Jorge Montoya, Daniel Muchnik, Enrique Rodriguez, Miguel D´Alessandro y Eduardo Mondino.
La presentación del encuentro estuvo a cargo de la Señora Vicepresidente de la Nación, Gabriela Michetti, quien presidió el primero de los paneles, constituido por representantes de organizaciones sociales, y el doctor Hugo Quintana, que anticipó el segundo de los paneles, integrado por líderes políticos parlamentarios.
En su intervención, la vicepresidente Michetti, al referirse a la necesidad de encontrar consensos básicos en elpaís, exhortó a “levantar la mirada y pensar en el destino común”. Debemos entender –dijo- que “quienes convivimos en nuestro país estamos todos en un mismo barco. Mi suerte atada a la suerte de los demás. Esa es la realidad que marca la ineludible necesidad del diálogo”.
La doctora Michetti reclamó “una mirada superadora de ambiciones individuales o facciosas” y una “sincera apertura al diálogo”. A partir de esa actitud, afirmó, “podremos encontrarnos con la posibilidad de consenso; es indispensable comprender la posición del otro para desde allí encontrar puntos en común mirando hacia adelante”.
Michetti sugirió algunos ejes prioritarios para la búsqueda de consensos y políticas de Estado. Mencionó a la educación (“Ningún pueblo ha salido adelante sin darle prioridad a la educación. Lo que pasa en las aulas impacta en la vida de las familias para bien o para mal”) y al trabajo (“Empresas y sindicatos son dos caras de una misma moneda, que es el proceso del trabajo”).
Estos “son tiempos para que todos juntos trabajemos por la Argentina y por la esperanza”, concluyó la vicepresidente Michetti.
El panel presidido por la doctora Michetti estaba integrado por un distinguido número de líderes de opinión vinculados a instituciones sociales. Ellos fueron: el secretario general de la CGT, Juan Carlos Schmid; el vicepresidente de la Unión Industrial Argentina y vicepresidente de la Organización Internacional del Trabajo, doctor Daniel Funes de Rioja; el presidente de la Pastoral Social de la Iglesia en la Ciudad de Buenos Aires, padre Carlos Accaputo y el periodista Julio Blanck, columnista político del diario Clarín.
Cada uno de ellos se refirió al tema de la Jornada –el consenso y las políticas de Estado- volcando sus observaciones y experiencias.
Julio Blanck comenzó destacando la iniciativa de Hugo Quintana y de la revista Movimiento 21 de promover el debate sobre la necesidad de consenso y elogió la sede de la convocatoria (el Congreso), el éxito logrado y la jerarquía y pluralismo de los panelistas y los asistentes.
“Lamentablemente –dijo- este es sólo un camino hacia el consenso, pero no es todavía el consenso. En todo caso es un camino al consenso, que es buscar el mínimo común denominador entre miradas que son naturalmente distintas pero que buscan llegar acuerdos en pos de lo que todas reconocen como un objetivo superior. Un acuerdo sobre algunas cosas esenciales entre miradas diferentes, que no borra las diferencias: la idea del unicato felizmente ha fracasado en nuestro país”, subrayó el periodista.
Blanck observó que el consenso “es fácil de describir, pero ha sido casi imposible de realizar, ya que el consenso y las políticas de estado han estado ausentes en el país en los últimos muchos años”. Pero subrayó, sin embargo que “hay consensos de hecho que imperan en la sociedad después de grandes crisis. Lamentablemente, llegamos a esos acuerdos después de soportar catástrofes”. Enumeró como ejemplos “el nunca más a los gobiernos de fuerza y la defensa de los derechos humanos” y señaló que “hoy, por momentos, parece conformarse otro: el nunca más a la corrupción. Esto depende mucho más de la sociedad que de los dirigentes”.
Expuso a continuación el padre Carlos Accaputo. El titular de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Buenos Aires comenzó recordando la larga historia de intolerancia que ha caracterizado la vida del país, desde los enfrentamientos entre unitarios y federales hasta las polarizaciones Causa versus Régimen o Peronismo-Antiperonismo, y señalando la necesidad de dejar atrás ese espíritu de confrontación. “Debemos recuperar de nuestra historia todo aquellos nos ayuda a unirnos, a vivir juntos solidariamente”, indicó. El padre Accaputo se refirió a los temas acuciantes que imponen esa unidad, en particular el de la pobreza que golpea a un tercio de los argentinos y llamó a trabajar consensuadamente por “un estado orientado por la justicia social y por la participación”, y por la práctica consecuente de esa cultura del encuentro que nos propone el Papa Francisco.
El siguiente expositor fue el doctor Daniel Funes de Rioja, quien señaló enfáticamente que participaba como representante de la Unión Industrial Argentina y que celebraba la organización de las Jornadas. “El empresariado argentino comparte la voluntad de consenso y la búsqueda de coincidencias básicas que nos permitan crecer y mejorar la situación de todos los argentinos”. Funes de Rioja destacó que los empresarios argentinos “vivimos en nuestro país, aquí formamos nuestras familias y aquí crecen nuestros hijos; no habitamos una burbuja y somos plenamente concientes de que ninguna sociedad puede desarrollarse en armonía si no atiende a todos sus integrantes, si no resuelve situaciones tan escandalosas como la extensión intolerable de la pobreza y la indigencia”.
El representante de la UIA señaló que la falta de consenso consolidaba retraso en el país y que era indispensable “romper esquemas de confrontación” y propuso cinco ejes sobre los que desarrollar coincidencias básicas: empleo; educación y formación; igualdad de oportunidades; integración territorial y competitividad económica y social.
El secretario general de la CGT, Juan Carlos Schmid, llamó a reflexionar sobre las responsabilidades y los errores cometidos “particularmente durante los últimos cuarenta años”. “Algo hemos hecho mal –dijo-. En los años 70 las estadísticas nos decían que la pobreza alcanzaba en la Argentina a 800.000 personas. Hoy hay 14 millones de pobres. Es evidente que tenemos mucho que corregir”. Schmid convocó a apoyarse sobre “aquella experiencia que permitió al país recuperarse de crisis catastróficas , como la que ocurrió no hace tanto tiempo, apenas algo más de una década”. Llamó a “recuperar el tejido sano” que permitió salir de aquella crisis con el apoyo mancomunado de políticos, empresarios, sindicalistas, Iglesia.
El secretario general de la CGT planteó la necesidad de reaccionar frente a una realidad nacional y mundial que nos interpela. “Tenemos que emplear al máximo nuestra inteligencia y nuestra imaginación –dijo-. Einstein sostenía que la imaginación es más importante que la inteligencia. “
Se refirió a la necesidad de reforzar los ámbitos para el diálogo y el consenso. “El gobierno demoró en convocar una mesa para el diálogo social, con los trabajadores, los empresarios y el Estado. Pero no miremos la mitad vacía del vaso: lo cierto es que finalmente lo hizo. Y ahora hay que trabajar con esa herramienta. Porque allí podemos trabajar sobre los problemas de la Argentina, sobre el mediano y el largo plazo. Sobre la inflación, el crecimiento, la competitividad… Tenemos que ser capaces de discutir allí y de encontrar consensos sobre el rumbo y los instrumentos. Tenemos que mirar al futuro”. Schmid propuso como imagen la del atleta que se dispone a iniciar una carrera: “tiene un pie bien apoyado atrás, pero la mirada se dirige adelante, al objetivo, a la meta buscada”.
Para abrir el segundo capítulo de la Jornada, hizo uso de la palabra el doctor Hugo Quintana, director de Movimiento 21, generador de la Jornada sobre el Consenso y las Políticas de Estado.
Quintana comenzó evocando una frase de Perón, repetida por él en los años setenta del siglo pasado: “Al país lo salvamos entre todos o no lo salva nadie nos decía Perón. Por falta de consenso no lo arregló nadie. Hoy empezamos a comprender que, como ante otras situaciones críticas, debemos buscar el consenso para sacar el país adelante. Esta Jornada, con representantes de sectores tan importantes –el trabajo, la empresa, la Iglesia, los medios de comunicación, dirigentes sociales y políticos- muestra que estamos en camino”.
El director de Movimiento 21 aseveró que hay que buscar coincidencias nuevas y abandonar falsas antinomias. “Terminemos con la dicotomía Estado – Mercado. Terminemos con la idea de que la crisis la concluye el mercado. Ya hemos visto en què termina esa idea. La pregunta hoy es qué estado necesitamos los argentinos. Necesitamos un estado que sea árbitro, no un estado faccioso, que sea parte; un estado capaz de dirimir conflictos”.
Quintana cuestionó la eficacia del consenso “concebido como un remedio que se inyecta en terapia intensiva; en esas circunstancias no surte efecto, no sirve. El consenso debe ser administrado preventivamente. Cuando un gobierno inicia su tarea con buenas expectativas, ése es el momento. Los gobiernos que recurren al consenso en emergencia, lamentablemente suelen fracasar en el intento.”
Se inició a continuación la segunda mesa de la tarde, integrada por el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, el presidente del bloque justicialista de senadores, Miguel Pichetto, el diputado nacional Jorge D’Agostino (UCR-Cambiemos) y la diputada nacional Graciela Camaño, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara Baja (Frente Renovador).
Comenzó usando la palabra el doctor Federico Pinedo. El alto dirigente del Pro recordó algunas cifras elocuentes sobre el número de pobres e indigentes, sobre el hecho de que hay ocho millones de trabajadores ocupados en blanco y veinte millones de personas que reciben subsidios del Estado. “Esas cifras nos muestran los formidables desafíos que tenemos por delante y deberían convocarnos a pensar de conjunto una política superadora, más allá de intereses particulares y ventajitas personales o facciosas”. Reaccionó Pinedo contra la idea de que “la Argentina es así. No es verdad. La argentina no está condenada a ser así. No fue así y no va a ser así. Depende de nosotros dar el salto de calidad”. Apuntó que “se trata de construir los mecanismos para dialogar”. Pero, advirtió, “dialogar no es hablar, sino construir una razón en común”.
La diputada Graciela Camaño, a continuación, se preguntó si “ los políticos y los dirigentes tenemos verdaderamente una convicción sobre la cultura del encuentro, sobre la necesidad de forjar consensos” o si “se trata sólo de una postura para colocarse en condiciones políticamente correctas”. La diputada respondió a su propio interrogante: “Yo voy a ser honesta, yo creo lo segundo. Lamentablemente, la única vez que pudimos hablar de consensos en serio fue cuando el país se destruyó. Y tuvimos que llamar en nuestro auxilio a la Iglesia y a las Naciones Unidas. Eso fue el Diálogo Social de aquellos años de principios de siglo”. Camaño se preguntó ahora: “¿Pero es posible el consenso hoy?”. Y señaló: “Claro que sí. Este es un momento excelente. Pero el consenso no se construye maltratando a quienes colaboran en la gobernabilidad y aportan ideas que pueden ser distintas de laas de otros. La mesa de consenso debe ser tendida por el que tiene la responsabilidad de gobernar. Y a esa mesa deben ser invitados todos. Y todos quiere decir todos.”
El diputado radical Jorge D’Agostino trajo, por su parte, el saludo del jefe de su bloque, el cordobés Mario Negriquien, invitado a participar del panel pero que no pudo hacerlo por otras obligaciones. D’Agostino destacó en su intervención la capacidad de diálogo y convergencias logradas en el Congreso este año, con la aprobación de casi ochenta leyes “con la participación de distintos bloques, sin descontar en varias de ellasa al Frente para la Victoria”, una colaboración ejemplar “que de no existir habría dificultado seriamente la gobernabilidad”.
Cerró el panel el jefe del bloque de senadores justicialistas, Miguel Pichetto, quien apuntó que “el período que estamos transitando es muy propicio para la búsqueda de consensos que saquen del debate coyuntural y de las riñas electorales algunos temas básicos que merecen coincidencias amplias.” Pichetto indicó que, después de un período caracterizado por “una conducción política cesarista (y esto no es un calificativo, sino una conceptualización de la ciencia política), la ciudadanía compuso un cuadro político en el que la fuerza que controla el Poder Ejecutivo no tiene mayoría en el Congreso. Y así creó la necesidad del diálogo y la negociación y la búsqueda de acuerdos para sostener la gobernabilidad”. En esas condiciones, recordó Pichetto, él mismo había planteado la necesidad de construir un ámbito en el que pudiera alcanzarse un acuerdo sobre políticas de Estado, un Pacto del Bicentenario, que ayudara a darle rumbo y estabilidad a la extensa transición que el país tiene por delante. El senador recordó que, en base a ese espíritu y esa mirada realista sobre la situación dispuesta por el voto popular, el orientó la política de su bloque de colaboración en la sanción de leyes fundamentales, “algunas de las cuales, como el arreglo con los holdouts, daban respuesta a cuestiones que nosotros mismos proponíamos durante la campaña y que inclusive pudieron y debieron ser resueltas por el gobierno anterior, que a partir de principios de 2015 y antes del período electoral, tuvo la ventana de oportunidad para hacerlo”.
Pichetto se refirió también a cuestiones puntuales que requieren diálogo y consenso: mencionó el narcotráfico, el papel de las Fuerzas Armadas en ese esfuerzo y una política de control de fronteras y de la inmigración (“no se confunda este requerimiento con signos de xenofobia, sino con el necesario cuidado ante un flujo que no sólo atrae a quienes vienen a trabajar y vivir decentemente, sino que arrastra también los peligros de la delincuencia organizada o el terrorismo. No podemos ser ingenuos ante esos riesgos”). También señaló la necesidad de fijar un rumbo a la política exterior. Pichetto criticó, en este punto, algunos desvíos de la Cancillería “del manual universal del diplomático. Por ejemplo: no intervenir en cuestiones internas de otros países; particularmente no tomar partido en elecciones ajenas. Particularmente si se trata de la primera potencia del mundo”).
Con la intervención del senador Pichetto se dio por concluida la Jornada. A la salida se distribuyó el segundo número de Movimiento 21.
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