Jorge Remes Lenicov | Agosto de 2019 – Para la Revista Movimiento21 | La situación económica de nuestro país en diciembre de 2019 será compleja y difícil de resolver. Se yuxtaponen dos tipos de problemas: los de largo plazo, que tienen que ver con las cuestiones estructurales y han sido los causantes del escaso crecimiento y del alto nivel de pobreza en estos 35 años de democracia. Los de corto plazo que, en buena medida, han mantenido un ingreso por habitante igual al de 2011 y permitido que la pobreza siguiera siendo muy alta.
En esta oportunidad me referiré especialmente a las cuestiones de corto plazo, entendiendo que si no se empiezan a resolver será difícil alcanzar los acuerdos mínimos para revertir los problemas estructurales.
Los problemas de corto plazo
El año 2019 terminará con inflación muy alta (50 %), caída del PIB (1,4 %), pobreza de más del 30 %, elevada desocupación, alto déficit fiscal, aumento de la deuda (85 % del PIB) y precios relativos desalineados (tipo de cambio, tarifas, salarios, tasa de interés). Durante el transcurso del año la tendencia de algunos indicadores ha ido mejorando, pero hay interrogantes sobre su sustentabilidad.
Schumpeter decía que en la economía todo depende de todo y la habilidad de quien dirige la política económica es saber por dónde empezar. Tinbergen obtuvo el Premio Nobel al demostrar que un instrumento de política solo puede utilizarse para atender un objetivo y no más. Esto contradice las propuestas fantasiosas que resuelven todos los problemas a la vez, sin mencionar siquiera los instrumentos que utilizarán.
Lo primero que debería hacer el próximo gobierno es definir por dónde empezar y señalar cuáles serán los instrumentos disponibles. Además, también deberá explicar los objetivos realizables en lo inmediato y aquellos que quedarán pendientes por no contar con los instrumentos necesarios. Finalmente, tendrá que evaluar, al menos internamente, cuáles serán los costos que habrá que asumir en pos de un futuro mejor para todos.
Un aporte para iniciar el intercambio de ideas sobre los problemas y el proceso de toma de decisiones es describir su naturaleza. Resulta central para definir un programa integral y llegar a algún tipo de acuerdo entre las distintas fuerzas políticas y los sectores socioeconómicos. Dado que ningún partido político tendrá mayoría en el Congreso, el consenso es vital para poder implementar las medidas necesarias, ya que muchas de ellas requieren cambios legislativos. Además, los acuerdos son importantes para ganar gobernabilidad y credibilidad, evitar las continuas modificaciones de la política económica y reducir la conflictividad social.
Principales problemas y conflictos de objetivos en el corto plazo
1. Inflación y precios relativos: la inflación es de origen multifactorial, no solamente monetaria. Influyen también los costos y pujas distributivas (dólar, tarifas, salarios) y las expectativas. Además, hay que tener en cuenta que buena parte de la economía está indexada por lo sucedido en los meses anteriores, es bimonetaria (además del peso, el dólar es reserva de valor y hasta unidad de cuenta por lo que su nivel se convierte en un precio clave de la economía), y hay precios relativos retrasados, cuyo ajuste siempre es inflacionario. Alcanzar la estabilidad llevará tiempo, pero es fundamental para crecer y bajar la pobreza. Prácticamente todos los países en el mundo lo han logrado y la inflación pasó a ser un tema de la historia, del siglo pasado, ya superado.
2. Déficit fiscal e impuestos: el ajuste realizado en los últimos años fue mediante la baja del salario y de la inversión, y el aumento de impuestos. ¿Pero es esto sustentable? En algún momento, los primeros habrán de subir y los segundos tienen que bajar porque su nivel es insostenible. Allí aparece el problema del gasto innecesario y la cantidad y asignación de los empleados. Además, si bien el déficit primario se redujo mucho hasta llegar casi al equilibrio, aumentó el desequilibrio financiero por el crecimiento de los intereses debido a un mayor endeudamiento. Si no se llega al equilibrio en el resultado final, la deuda pública continuará creciendo… Por otra parte, la presión tributaria es altísima y debe ser reducida. Hay sectores que pagan hasta el 50% de sus ventas y se reduce el ingreso disponible. Muchas familias tienen que hacer pagos adicionales al sector privado por la deficiencia de los servicios que presta el Estado. La combinación de un Estado que funciona mal e impuestos altos reduce la cantidad de instrumentos de política para aumentar la inversión, la competitividad, el ingreso personal y el bienestar.
3. Política monetaria: varios problemas habrá que enfrentar: las elevadas tasas de interés que dificultan la inversión y reducen el consumo, el alto peso de las Leliq cuyo costo aumenta (déficit cuasi-fiscal) y que en algún momento se deberá revertir, y la falta de crédito para el sector privado.
4. Reactivación y empleo: ¿por dónde empezar? Lo más rápido sería el consumo, pero no hay que olvidar que para crecer se necesita, también, aumentar las exportaciones para conseguir dólares y las inversiones para ampliar la capacidad productiva, pero ello implica aumentar el ahorro posponiendo el consumo. Querer promover, en lo inmediato, el consumo, y a la vez, las exportaciones netas (expo menos impo) y la inversión, es imposible. De ser así, tendrá efectos contrapuestos que desestabilizarían todo el plan. Este es un tema que no se discute en los medios por su alto nivel de conflictividad. Por su parte, el aumento de salarios para incrementar el consumo, o la devaluación para incentivar las exportaciones pueden generar más inflación. Finalmente, todo programa de crecimiento tiene que prever su financiación. No hay misterio: los fondos surgen del ahorro (interno y externo), los préstamos y el mercado de capitales. Pero para que esto se concrete, hay que incentivarlos: una tasa de interés razonable y posibilidades de tener utilidades con lo invertido productivamente. Solo la generación de riqueza, pública y privada, permitirá el crecimiento y el aumento del empleo de manera sostenida.
5. Deuda pública y FMI: muy posiblemente se tendrá que renegociar el programa con el FMI para moderar el ajuste y pedir la refinanciación de sus préstamos. Vinculado al programa integral se tendrá que hacer un seguimiento sobre el riesgo país y del movimiento de capitales, que solo dejaran de salir y entrarán si hay oportunidades de negocios de largo plazo y credibilidad.
Objetivos e instrumentos: como puede observarse, hay muchos problemas que derivan en otros tantos objetivos, muchos de ellos conflictivos entre sí. Además, como los instrumentos son limitados, el diseño de un programa integral que compatibilice deseos con posibilidades es crucial para no prometer lo que no se va a poder cumplir. Finalmente, además de los necesarios acuerdos, hay que diseñar una política comunicacional apropiada porque los resultados serán graduales y no exentos de conflictividad.
Brevísima agenda de las cuestiones estructurales y/o temas estratégicos
Una macro equilibrada es condición necesaria pero no suficiente para crecer. Para esto es fundamental aumentar la competitividad (que es muy baja), y la productividad (que no crece desde hace 20 años). Sin competitividad no se consiguen dólares, y sin productividad no se pueden aumentar los salarios reales. Pero también es un tema muy conflictivo porque puede haber perdedores en lo inmediato y las ganancias se verán a mediano y largo plazo. Son reformas graduales pero básicas, porque si no hay cambios, ¿Por qué habrá de bajar la pobreza y crecer la economía?
Los temas centrales para discutir serían:
1. Reconstrucción del Estado (en sus tres niveles): está mal organizado y no presta buenos servicios a pesar de que el gasto público es el más alto de la historia. Además, su baja productividad impacta negativamente sobre la competitividad de toda la economía.
2. Reforma impositiva: hay que bajar impuestos, pero, aunque nadie lo dice, ello significa reducir estructuralmente el gasto público. Además, hay que redefinir el sistema porque el actual castiga a los factores de producción,a pesar de que se digaque se los quiere promover (impuestos al ahorro, a las exportaciones, al empleo, a la bancarización, etc.), es regresivo y atenta contra la competitividad.
3. Cambios en la regulación laboral: no hay flexibilidad y el ausentismo es muy elevado; esono se condice con los requerimientos de un mundo que está entrando en la Cuarta Revolución Industrial. Esa rigidez dificulta aumentar la productividad de la mano de obra y generar nuevos puestos de trabajo. El costo laboral es muy alto debido a los impuestos y así no se puede bajar la informalidad.
4. Sustentabilidad del régimen previsional: tal como está diseñado,no se puede mantener. Son muy pocos los que aportan para sostenerlo dado que se incorporaron al ANSES unas 3 millones de personas sin aportes y el 35 % de los ocupados son informales.
5. Diseño del perfil productivo y de las economías regionales. Los interrogantes son los siguientes:
– ¿Qué es posible producir competitivamente ahora y qué se podría o quisiera producir en el futuro?
– ¿Cómo se puede mejorar la distribución regional? Mucho de lo que se hizo en las últimas décadas fracasó, y la coparticipación federal tiene incentivos adversos.
– ¿Cómo se afronta la necesaria apertura comercial de la economía, a qué ritmo y con quiénes? ¿Cómo se negocia para poder aumentar las exportaciones?
Conclusión: si queremos un país mejor, que crezca sostenidamente, que reduzca la pobreza, mejore el bienestar general y se pueda insertar en un mundo que se moderniza aceleradamente, hay que contar con un programa muy bien definido y consistente para el corto plazo y debatir sobre el programa de largo plazo. El gobierno que asuma no podrá hacerlo solo, necesitará imprescindiblemente del concurso de otras fuerzas políticas y el diálogo abierto con los distintos sectores sociales. El “acuerdo”, antónimo de la “grieta”, es fundamental.