Por Lito Dalesandro * | La falta de políticas de Estado y de “imaginación” para aprovechar las ventajas competitivas que tiene la Argentina, nos mantienen lejos de los principales mercados mundiales. Hoy existen mecanismos, utilizados por varios países, que producen casi los mismos efectos que la cercanía a los grandes centros económicos. Si logramos reducir los costos para el productor, sin duda vamos a estar “más cerca” de los mercados Norteamericano, Chino y Europeo.
Reducir costos es una frase muy utilizada, pero de muy difícil aplicación y la gran pregunta es por dónde empezar. Los impuestos son un componente muy importante en los costos del transporte, pero existe una rigidez por parte del estado para reducirlos, lo mismo que el precio del combustible. También nos encontramos con posiciones muy rígidas en entornos de alta inflación, en particular de los sindicatos, todo esto dificulta pensar en reducciones.
Si bien lo anterior nos exige ser mucho más creativos que las simples recetas ortodoxas, vemos con preocupación que la Argentina no tiene una política de estado para el tema logístico, no ha considerado ni utilizado adecuadamente una de sus principales ventajas competitivas, como es el Río Paraná y su cuenca, que conforma una de las mayores “autopistas” del mundo para transportar productos.
Además de estar lejos de China, la Argentina tiene una serie de contradicciones que agravan más la situación. Si el precio de llevar maíz de Salta o Chaco al puerto de Rosario saliera $2 y llevarlo de allí a China costaría $1, mientras que a otros países les costaría $1 llevar su maíz a China, a nosotros nos saldría $3. En términos de distancia es como si nuestro maíz previamente diera una vuelta al mundo antes de partir a China.
La logística en Argentina representa el 25% del producto bruto interno (PBI), cuando en Chile está en 18% y en Estados Unidos, en 9,5%. Su incidencia promedio en todos los sectores de la economía es de 17%, aunque para las Pymes el costo logístico puede llegar a tener una incidencia del 25%.
Otro problema que redunda en mayores costos, son los Panamax en Rosario, que por cuestiones de calado no pueden cargar más del 70% de su capacidad. En su travesía, recién cuando llegan al puerto de Montevideo o Santos completan la carga y a partir de allí arrancan su viaje a los principales mercados mundiales.
No voy en tren, voy en camión
En Argentina el 93% del transporte de carga se hace en camiones, un servicio que a partir de los 400 kilómetros pierde eficiencia frente a alternativas como el tren. En otros términos, el 93% de la logística se hace a través de los caminos. Por su parte, el transporte ferroviario representa en Argentina el 5,4% del transporte de carga, mientras que en Estados Unidos es casi el 50%.
Dicha eficiencia se aumenta, o se disminuyen más los costos, cuando analizamos la posibilidad de trasladar las mercaderías por el río. Llevar una tonelada desde Barranquera –Chaco– hasta Rosario sale aproximadamente un 15% de llevarla por camión. No obstante, resulta inexplicable que hoy el productor paga para llevar sus productos por el río –o por el tren–, el mismo precio que si lo llevara en camión.
Gran parte de la producción de Argentina puede ser sacada por la cuenca del Río Paraná; además, podemos sacar por esta “autopista” la mayor parte de la producción de Paraguay y una buena parte de la producción de Bolivia y del suroeste de Brasil.
Francia tiene 8.500 canales que recorren todo el país, Estados Unidos tiene su gran Río Mississippi y nosotros, con las políticas adecuadas, podríamos trasladar a través del Río Paraná el 40 o 50% de la soja que se exporta al mundo.
Para poder utilizar la “autopista” del Río Paraná no hace falta una gran inversión, hace falta dragado y balizamiento. Es importante destacar que parte del dragado puede ser reemplazado por el balizamiento para delimitar los cursos naturales del agua y los mejores cauces para la navegación. Debemos tener en cuenta que en 2017 la inversión para el mantenimiento de la hidrovía alcanzará los 500 millones de dólares.
De ningún modo estamos planteando eliminar el camión, pero si pensamos que en los próximos 10 o 15 años nuestras exportaciones agropecuarias alcanzarán los 200 millones de toneladas, es muy probable que veamos colapsar con camiones la autopista a Rosario.
La tecnología aplicada a la producción agrícola avanza muy rápido, por ende habrá más soja, trigo y maíz, antes teníamos una cosecha por año, hoy tenemos 2. Con estos volúmenes no podemos pensar que los camiones puedan llevar al puerto semejante carga, ni que contemos con rutas adecuadas.
El camión seguirá siendo imprescindible para sacar la cosecha del campo y llevarla a los centros de trasbordo, para que el tren o las barcazas hagan el resto hasta el puerto, optimizando de esta manera los medios de transporte, allí donde cada uno es más eficiente.
* Diputado Nacional (MC), Dirigente del Peronismo de Córdoba.