Chiche Duhalde no necesita presentación. Como parte de Movimiento21, expuso sus ideas y experiencias sobre el desarrollo social, sumando esos conocimientos y los cuadros que la acompañan a la red de reflexión que el grupo está tendiendo en el país. Su intervención suscitó la participación de varios de los asistentes y a continuación se transcribe un resumen de ese debate.
Chiche Duhalde: Hay algo que a mí me sorprende: han pasado más de 20 años y allí donde vamos nos piden que hablemos de la organización de manzaneras. El año pasado en la campaña de Lavagna me llamaba la atención que me dijeran que querían volver el mismo programa. ¿Cómo puede ser?, me preguntaba. Han pasado más de 20 años, ¿qué ocurrió en la Argentina?
Cuando Alberto ganó las elecciones, Arroyo me invitó a recrear la red de mujeres. Si bien yo no pertenezco al espacio de Kirchner, tengo simpatía por Alberto personalmente y me pareció que había que ayudar a un gobierno peronista. Le dije que sí a Arroyo inmediatamente y él me invitó a formar parte de la mesa contra el hambre, que es algo que se reunió una o dos veces. Pero cuando le pregunté desde dónde íbamos a trabajar en el armado de la red de mujeres, me dijo que toda el área de economía social la tenía ocupada con los movimientos sociales. En realidad no tenía espacio. Después vino la pandemia, se produjo el episodio del sobreprecio en la compra de alimentos y todo se enfrió.
Si los médicos, los enfermeros, los recolectores de residuos estaban trabajando, cómo no iba a estar abierto un ministerio como Desarrollo Social, que se tiene que ocupar directamente de todos los problemas de la gente.
Chiche Duhalde
Después de eso vino Andrés Larroque a pedirme lo mismo para la provincia de Buenos Aires. Y le dije que estaba dispuesta. Pero para mi sorpresa el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia estaba cerrado (está cerrado todavía). Le dije a Larroque que ese ministerio tenía que estar abierto, porque si los médicos, los enfermeros, los recolectores de residuos estaban trabajando, cómo no iba a estar abierto un ministerio como ese, que se tiene que ocupar directamente de todos los problemas de la gente. Hasta el día de hoy sigue cerrado. Ahora dicen que va a haber uno solo, un plan universal. Yo no sé qué entienden por plan universal.
Yo, que sigo recorriendo y sigo haciendo territorio, lo que estoy observando es que hay gente que está ganando por planes mucho más de lo que gana un médico, hay gente que no tiene nada y hay movimientos sociales que manejan muchos planes sin rendir cuentas (esto en la etapa de Carolina Stanley fue muy claro desde el comienzo: les dio muchos recursos a los movimientos sociales). Yo no sé realmente si se le pueden dar recursos a los movimientos sociales sin que tengan que rendir cuentas. Le pregunto a Oscar Lamberto, que está entre nosotros.
Oscar Lamberto: Legalmente no, pero en general lo disfrazan como programas. Cuando yo estaba en la Auditoría me pidió una audiencia uno de los movimientos sociales para consultarme cómo podrían invertir los 30.000 millones que habían conseguido de Carolina Stanley. ¡Vino a pedir asesoramiento financiero! Estoy hablando del año 2016, el dólar estaba entre 15 y 18 pesos. Tenían mucha plata.
CH.D.: Bueno hoy no solamente manejan plata sino que tienen cargos, son funcionarios. Es una crítica que yo les hago, porque un movimiento social no puede ser juez y parte.
Las cifras se ocultan. Cuando el ministro Arroyo lanzó la tarjeta Alimentar, con sumas de 4000 y 6000 pesos según la composición familiar, los datos se sacaron del padrón de la asignación por hijo. Y hay mucha gente que no está en esa lista. Hay mucha información que no se comparte: no sabemos cuáles son las familias que reciben cada programa, no sabemos cuáles son las familias que alimentan los movimientos sociales. Y también habría que cruzar esa información con la ayuda que distribuyen organizaciones privadas, como la que conduce Manu Ginóbili. Está llegando a dos millones de personas. Si no hacemos un entrecruzamiento serio, en una de esas estamos entregando mucho más dinero del que deberíamos entregar o lo estamos entregando mal de una manera irregular.
Hay muchísimos planes sociales, malgastados, porque cada plan tiene una estructura social que sostiene personas que son incluidas con base de datos variadas. Deberíamos tener una sola base de datos, con un solo plan social por encima de la línea de indigencia. Tampoco se está pidiendo una contraprestación laboral, ni hay un control sobre la escolarización de los chicos. Veo que se están haciendo muchas macanas. Mucho dinero va a lugares que no corresponden.
Me pasa en Lomas: una escuela te dice que tiene 250 alumnos, pero tiene 100. Esa escuela recibe comida para entregar a 250 niños, ¿quién se queda con lo que excede? Hay mucho descontrol, mucho desorden y ahora hablan de un plan universal. ¿Alguno de ustedes me puede decir qué es un plan universal?
Lamberto: Es un poco más que la asignación universal, con una cápita o por familia. Dicho así, un plan de esas características parece un imposible Habría que ver qué límites tiene. Hay que agregar cuál es la cantidad de indocumentados que hay. Para recibir cualquier plan se necesita un DNI, y aparentemente en Argentina hay muchísima gente que no tiene ninguno. Es decir: no accede a ningún plan. Acá, en Santa Fe, se presentó este problema: cuando empezaron a repartir la tarjeta, ocurrió que la mayor parte de los chicos están a cargo de las abuelas, pero la tarjeta está a nombre de las madres. Muchas madres recibían la tarjeta y se iban, dejaban en banda a la abuela con los chicos.
La solución sería que tengamos -como tuvimos- un solo programa por encima de la línea de la indigencia hecho con un buen censo y terminemos con los bolsones de alimentos. Imaginemos un solo programa, de $20000 por familia.
Chiche Duhalde
CH.D.: También la palabra universal se utiliza para hablar de un “universo”, un cierto grupo, por ejemplo todos los niños escolarizados. La asignación universal por hijo puede ser para el universo de todos los chicos escolarizada Pero tenemos una superposición de programas que no llegan tampoco a todo ese universo, por motivos como los que señalaba Lamberto. Entonces la solución sería que tengamos en la Argentina -como tuvimos- un solo programa por encima de la línea de la indigencia hecho con un buen censo y terminemos así con los bolsones de alimentos. Imaginemos un solo programa, de $20000 por familia.
Eduardo Mondino: Lo primero que se requiere es algo que hoy, como vos lo decías al principio, es una carencia del Estado en materia social; me refiero a una organización. Armar un programa universal a mí me suena a armar un programa que reúna todos los recursos que hoy se canalizan de manera dispersa, algunos que no llegan donde deberían y otros que se duplican donde no deberían. Que llegue a un universo de personas en situación vulnerable, que deben ser censadas, que deben estar dentro de una base de datos dónde se debe garantizar que el que lo recibe sea el que administra esa familia. Por eso lo primero es un estado que se organice, donde no se pueda ser juez y parte y donde haya una interacción de todos los ministerios de acción social del país en un Consejo Federal de desarrollo social.
Hugo Quintana: Antes de que asumiera Alberto Fernández hicimos una charla con Daniel Arroyo y le presentamos un proyecto de ley, entendiendo que donde hay un peso del estado, los organismos de control tienen que poder ejercer el control sobre el dinero que ingresa y la aplicación del dinero, aunque no se haga directamente a través del estado, sino, por ejemplo, a través de los movimientos sociales. Los organismos de control tienen que poder controlar también a los que gastan el dinero del estado.
María Nélida Doga: Cuando los piqueteros le preguntan a Lamberto cómo invertir esa plata, lo que hay que tener claro es que esa plata no es para invertir, es para programas sociales que se tienen que desarrollar. Sí desde el punto de vista legal cada uno hace lo que quiere con el dinero asignado a la cooperativa, para el desarrollo alimentario, etcétera, y ese dinero se invierte en las organizaciones podemos preguntarnos de qué política social estamos hablando. La pregunta que nosotras nos hacemos constantemente es: ¿cambió algo en las normas del estado que haga que los ministros no tengan que rendir cuentas a las distintas dependencias de control?
Pascual Albanese: Yo creo que en 2003 hubo una decisión: privatizar la política social en la Argentina. En la década del 90 tuvimos la privatización de las empresas públicas: en el 2003 lo que es ejecutado más o menos caóticamente es una estrategia de privatización de una parte importante de la acción social del estado, delegándola en los llamados movimientos sociales. En un principio esto se justificaba con el asunto de la emergencia; después la emergencia pasó a ser permanente. Me parece que hay que pensar un proyecto de ley de auditoría del gasto social. No se trata de quejarnos sino de hacer una propuesta específica de auditoría del gasto social.
CH.D.: Daniel Arroyo a mí me dijo: prefiero tenerlos aquí dentro y no a los tiros en la calle. Son puntos de vista. A mí me parece que hay que hacer lo que hay que hacer.
Yo estoy pensando hacer una prueba piloto en algún distrito y hacer una prueba: primero, censar a toda la población, ver qué programas sociales tiene, cuanto hay invertido socialmente en el distrito y tratar de detectar (y, en tal caso, de mostrar) si hay familias que no acceden a nada. También definir allí qué es una cooperativa, porque en muchos casos nos encontramos con que la cooperativa, subsidiada por la Nación, cumple tareas que debería hacer el municipio: mujeres barriendo una calle esa es una tarea que no debe hacer una cooperativa sino que debe hacerlo al municipio que para eso cobra impuestos locales. Me gustaría poder hacer en algún distrito semiurbano, una experiencia piloto y llevar el resultado y la documentación al Presidente y mostrarle y decirle: mirá allí pasa esto.
Quintana: Cuando una mide el impacto de los planes… Tenemos la asignación universal por hijo con condicionamientos interesantes: la vacunación y la escolaridad. Después de 7 años no sabemos si ha habido mejor vacunación y escolaridad. Hay que empezar a trabajar en serio porque si tenemos las instancias nacional, provincial y municipal dando diferentes cosas sin hacer un clearing, es un dispendio enorme de los pocos recursos que tenemos.
CH.D.: Aquí tenés un ejemplo: en el marco de la pandemia, como los chicos no van a la escuela y por ese motivo no pueden comer allí, el ministerio de Educación de la provincia entrega a las madres un bolsón de alimentos por chico cada 15 días. En el mes de las vacaciones entregan doble ración. Me señalaba una persona de Caritas: cada ración tiene una botella de aceite de 2 litros; una mamá que tiene 10 hijos recibe para el mes 20 litros de aceite (cuarenta en vacaciones de invierno). No hay criterio de lo que se entrega ni hay proporción. Ese hogar no necesita tanto aceite, pero tiene otras necesidades.
Lo importante sería poder mostrar en un distrito cómo se puede corregir todo este lío, esta maraña de planes y programas. Les cuento una historia que me sucedió a mí: a la señora que nos da una mano en casa le cayó un buen día alguien ofreciendo el alquiler de dispensers de agua. Ella vive en un barrio de casitas sencillas, de trabajadores, un barrio que está construido sobre un bajo y donde, cuando llueve, tienen que sacar el agua con balde o con bomba porque se inunda feo. Ella y muchos vecinos alquilaron los dispenser. Después de un mes, la misma persona que se los alquilaba fue a retirarlos, porque lo habían asaltado y no podía seguir con su actividad. Poco tiempo después, el caño maestro del agua se rompió. Ahora están absolutamente sin agua y la municipalidad les lleva un bidón con 5 litros de agua a cada vecino. ¡Cinco litros para higienizarse, para el baño, para comer! ¿A ustedes les parece? La señora que trabaja en casa está rodeada de narcos: los chicos que se enganchan en esa trama también los roban a ellos y ella vive encerrada entre rejas. Si hubiera un estado presente de verdad la gente correría a esos narcos, pero les tiene miedo. Esta es situación real que vive nuestra gente. Estas son las cosas de las que yo puedo hablar. No soy una intelectual, soy una mujer que camina el territorio.
Leé la exposición completa aquí.