Con Aldo Pignanelli, miembro del Consejo de Dirección de Movimiento 21, se va una persona ejemplar, un economista de lujo y un militante peronista insobornable, probado durante décadas en la adversidad y también en la victoria, cuando supo honrar con su honestidad y su capacidad todos y cada uno de los cargos que le tocó desempeñar, desde la Secretaría de Hacienda de la municipalidad de Moreno en la década del 80 hasta la presidencia del Banco Central en los dramáticos días del 2002.
Su talento, unido a su pasión, conformaba una personalidad singular, que le granjeó multitud de amigos y cimentó un justo prestigio que jamás transformó en soberbia. Podía expresarse con igual comodidad en las aulas universitarias, en los actos políticos, en los programas de televisión y en el diálogo personal con cualquiera que en la calle se le acercara para requerir su opinión e ilustrarse con sus vastos conocimientos.
La firmeza de sus convicciones no estaba atada al fanatismo, sino que se combinaba con una permanente predisposición al diálogo y al respeto por el diferente. Esa cualidad le permitió transitar las aguas tumultuosas de las controversias políticas del peronismo sin odios ni rencores, enriqueciéndose con la amistad de quienes pensaban distinto. La concurrencia que se concentró para despedir sus restos ilustró con su diversidad la hermandad cultural del peronismo.
A quienes tuvimos el placer y el honor de compartir con Aldo largos años de militancia, nos queda la posibilidad de nutrirnos con su ejemplo y la enorme responsabilidad de estar a la altura de su legado. ¡Hasta siempre!
Consejo de redacción – Movimiento 21