Lic. Adolfo Koutoudjian * | No hay futuro auspicioso para una nación sin pensamiento estratégico. Construir la Argentina del siglo XXI, significa tener medianamente claras las grandes tendencias mundiales, en lo político-económico, tecnológico y social.
Más aún significa situar claramente al país en el contexto latinoamericano y desarrollar políticas y acciones que orienten la sociedad y sus instituciones hacia un país de contención y desarrollo de sus habitantes. Para ello el primer deber de las dirigencias, sean políticas, empresariales y culturales, es tener un PENSAMIENTO ESTRATÉGICO que permita consensuar a las mayorías las principales políticas de Estado para que no sufran los avatares de las presiones políticas. Disponer de un pensamiento estratégico facilitará acciones ordenadoras, coordinadoras y secuenciales en los distintos estamentos del Estado y la sociedad, con la suficiente flexibilidad para el logro de consensos básicos.
El Pensamiento Estratégico permite alcanzar una VISION del país que se desea, discutiendo VALORES en los que asentar la estrategia, y finalmente tener una estrategia nacional consensuada por las mayorías. Esto se plasma en el bienestar de los habitantes, su realización económica y espiritual y un marco geográfico territorial al que preservar, mejorar y defender.
La Argentina, a lo largo de dos siglos de vida independiente, tuvo períodos históricos con suficiente claridad en el pensamiento estratégico. En primer lugar, los hombres de la Independencia que plasmaron una PATRIA en décadas de luchas internas e internacionales, desde la Primera Junta de Gobierno, la Epopeya sanmartiniana y la dura defensa de la soberanía de Juan Manuel de Rosas. El segundo período fue el de la Organización Nacional desde 1860 a 1890 donde nuestro país prácticamente duplica su territorio soberano. Ya en el siglos XX el Conservadorismo y el Radicalismo incorporan a los sectores medios inmigrantes a la Argentina Moderna.
A partir de la década de 1940 el nacionalismo militar y su abanderado Juan Domingo Perón, no sólo incorporan a las clases trabajadoras y desposeídas a la Nación en marcha sino que incorporaron efectivamente el Atlántico Sur y la Antártida al patrimonio territorial argentino.
En los años ’60, el desarrollismo y sus mentores Frondizi y Frigerio, dan un impulso efectivo a la industrialización argentina, período que culmina con el último peronismo 1973-1976, última etapa del estado de bienestar de posguerra, luego sobeviene la regresión socioeconómica de la última Dictadura Militar 1976-1983 que culmina trágicamente con la Guerra de Malvinas.
En el regreso de la democracia postmalvinas, la sociedad argentina terminó de consolidar los derechos sociales y humanos de sus habitantes pero, con un enorme déficit en la definición del rumbo argentino para el presente siglo. La Argentina actual no logra superar el estigma del tercio de su población en la pobreza, no tiene una política territorial moderna, expansiva e inclusiva y no ofrece horizontes de realización para gran parte de su juventud.
La falta de un rumbo estratégico de grandeza se nota en una educación con crecientes debilidades conceptuales, instituciones políticas y sociales poco atractivas, economía sumamente primarizada, y una defensa nacional virtualmente sin objetivos ni desafíos.
I. Bases Geopolíticas de la Defensa Nacional
Prácticamente todos los estados, en mayor o menor medida, basan sus políticas de defensa en el marco geopolítico que tienen, en su entorno y los eventuales peligros existentes en sus cercanías transfronterizas. Esto se cumple no sólo para las grandes potencias sino en todo país que considera algún riesgo a su soberanía e intereses nacionales. Con excepción de EE.UU., única superpotencia planetaria, los países de mediano porte se encuadran en organizaciones supranacionales como la OTAN o bien en el marco geográficopolítico que los contiene, ya sea en América Latina, África o Asia.
Dentro de esta realidad geopolítica, es necesario que los sectores dirigentes tengan claridad sobre las vulnerabilidades geopolíticas del país en primer lugar y luego definir sus intereses nacionales a fin de adecuar sus instituciones a la preservación de los mismos que no son sólo territoriales sino también sociales y culturales.
II. Vulnerabilidades
Es bien sabido que los factores geopolíticos como los intereses nacionales son de larga permanencia histórica, por lo tanto es deber de las sucesivas administraciones políticas velar por el desarrollo y protección de los mismos. A simple título ilustrativo podemos señalar para Argentina:
a. Vulnerabilidad geográfica: En el Norte Grande, la Patagonia y el Mar Argentino, por sus grandes espacios semivacíos (casi la mitad del país con menos de 2 hab/km2).
b. Vulnerabilidad de Transporte: Gran parte del comercio exterior circula por sensibles canales navegables en el Río de La Plata. El sistema fluvial y carretero, tienen verdaderos cuellos de botella de fácil obstrucción. Similar situación tienen los ductos y sistemas eléctricos de transmisión.
c. Vulnerabilidad Energética: Casi todas nuestras fuentes actuales y futuras están en áreas de fronteras y con largas líneas de transmisión y transporte. El sistema nuclear es especialmente sensible, incluso a ataques cibernéticos. La pérdida del superhávit energético es una verdadera hipoteca sobre la seguridad.
d. Vulnerabilidades Ambientales: Crecientes amenazas de contaminación y degradación de las aguas superficiales y subterráneas, los bosques nativos y suelos degradados.
e. Vulnerabilidad socio-económicas: 1/3 de la población es pobre y en parte marginal. La pobreza estructural es el principal problema argentino donde la economía del mercado impuso sus reglas sobre la política a pesar de 35 años de democracia plena.
f. Vulnerabilidad cultural: a pesar de la fuerte personalidad histórica de la Argentina las pautas culturales de otras naciones e instituciones están esmerilando la identidad nacional argentina y su cultura básica.
g. Vulnerabilidad ética: la falta de ejemplaridad dirigencial está poniendo en jaque a la representatividad democrática. Hecho multiplicado por los medios masivos de comunicación, verdaderos formadores de opinión ante la defección de la Universidad y los partidos políticos.
III. Intereses nacionales en el orden geopolítico
Los Intereses Nacionales Argentinos en el orden geopolíticos, según consenso mayoritario en la Argentina son:
a. Libertad de acceso al Río de La Plata.
b. Mantenimiento de la geografía natural de la Cuenca del Plata y sus hidrovías.
c. Libertad de transporte y abastecimientos energéticos.
d. Abastecimiento seguro de agua dulce superficial y subterránea.
e. Estabilidad política y económica de los países vecinos.
f. Sistemas de Comunicaciones libres de interferencias y protección de la infraestructura cibernética.
g. Recuperación de las Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.
h. Presencia Aeronaval en el Atlántico Sud. Occidental, el Antártico y monitoreo del tráfico regional aéreo y marítimo.
i. Sólida y equilibrada y conectividad regional argentino.
IV. ¿Qué defender? (El rol de las FF.AA.)
El instrumento militar de la Nación tiene su rol constitucional de “proveer a la defensa común” del territorio y su población.
La República Argentina, octavo país en extensión del mundo (sobre 196 existentes) con casi 2,8 millones de Km2, 1,5 de millones km2 de plataforma submarina y con 7 millones de km2 de espacio marítimo y aéreo del Atlántico Sur y la Antártida, por su sola magnitud tiene indudable relevancia en el mundo. Como lo prueba su presencia en el G-20 en un mundo de creciente población, la escasez de recursos naturales y eventualmente territoriales con creciente inestabilidad política, económica y de gobernanza mundial, se requiere, para nuestro país, como lo hiciera en la primera mitad del siglo XX, demostrar al mundo que a pesar de sus escasos habitantes(45 millones de habitantes con una densidad de 16 habitantes por km2 continentales) ejercerá plenamente su soberanía sobre su patrimonio territorial y económico desarrollando una política disuasiva frente a viejas o nuevas amenazas, con suficiente capacidad de defensa que implique pagar costos altos a cualquier agresor explícito o solapado.
Este planteo significa básicamente que los FFAA junto con otras instancias del Estado y la Nación deberían:
a. Velar por la integridad territorial.
b. Desplegar protección Estratégica en todas las dimensiones de las fuentes actuales y potenciales de Energía y Recursos Naturales Estratégicos.
c. Protección de los factores Estratégicos de la Infraestructura Energética y de Transporte como son las Usinas Nucleares, el Sistema Interconectado Nacional de Energía y las Centrales de Comando y Control energéticos, de transporte y el Ciberespacio.
d. Túneles, Pasos Cordilleranos y Puentes Internacionales Principales, en la retaguardia de las fuerzas de seguridad.
e. Represas Hidroeléctricas principales y nodos de ductos y líneas de alta tensión y centros de comando y control.
f. Nodos ferroviarios y carreteros estratégicos en la retaguardia de las fuerzas de seguridad.
g. Puertos y aeropuertos de relevancia económica y estratégica junto con fuerzas de seguridad.
h. Apoyo logístico a las fuerzas de seguridad en frentes sensibles.
i. Actualizar las reservas nacionales recuperando un debido conocimiento de las mismas.
Estas nuevas misiones y objetivos no soslayan la necesidad de acompañar al resto de la Comunidad Nacional en:
a. Catástrofes Ambientales o Humanitarias.
b. Misiones de Paz o imposición de la Paz según mandato de la ONU.
c. control de la Seguridad Militar del Espacio Aéreo y estratosférico. Adecuadas fuerzas de intercepción y bombardeo.
d. Presencia continua en el Mar Argentino, las Malvinas, las Georgias y Sandwich del Sur, el sector Antártico argentino y los pasos interoceánicos del Atlántico Sur Occidental.
e. Desarrollo de tecnología dual (civil-militar) para la defensa en conjunto con el Sistema Científico y Tecnológico Nacional (estatal y privado); especialmente en cohetería, drones y radares.
f. Desarrollo continuo del sistema cibernético junto al Sistema Universitario Nacional y las empresas privadas líderes del sector.
Este necesario reposicionamiento del Instrumento Militar de la Argentina tiene además el propósito secundario de liberar a porciones significativas de las fuerzas de seguridad para abocarlas a funciones específicas de densificación de la presencia fronteriza especialmente en la Cuenca del Plata, en los mares costeros y el Norte Grande.
V. Defensa Nacional y Macrorregiones Argentinas
Desde el punto de vista Regional , la Defensa Nacional y el Instrumento Militar en el territorio puede resumírselo en:
a. NORTE GRANDE: Despliegue de Fuerzas Armadas en espacios semivacíos y con efecto disuasivo en apoyo a las Fuerzas de Seguridad en fronteras, ríos y nodos estratégicos
b. CENTRO DEL PAÍS (incluye a la Región Metropolitana): Fuerzas Armadas protegiendo los Objetivos Estratégicos y de Comando y Control del Estado con fuerzas altamente especializadas.
c. REGION SUR PATAGONICO-MARITIMA:
I. Fuerzas Armadas protegiendo estratégicamente las fuentes energéticas( Cuenca Neuquina, Golfo de San Jorge, Marina Austral).
II. Mar Argentino en sus tres dimensiones.
III. Malvinas e Islas del Atlántico Sur.
IV. Porción Antártica Argentina.
IV) Espacio Aéreo y Estratosférico.: Monitoreo y Control con razonable capacidad de disuasión militar.
VI. Conclusiones
En síntesis una moderna política de Defensa Nacional, requiere el Consenso de las Grandes Mayorías Nacionales. Este consenso requiere fundamentalmente tener acuerdos básicos sobre los Objetivos Geopolíticos de la Argentina en el Siglo XXI especialmente nuestra presencia soberana en los mares e islas Australes y en la porción Antártica Argentina. La Fuerzas Armadas Argentinas del 2050 requieren muchos años de adiestramiento, capacitación, maniobras y ejercicios. Esto significa varias administraciones políticas cuya misión esencial es el cuidado del patrimonio actual y futuro de los Argentinos.
*Adolfo Koutoudjian 18-06-18
Profesor Titular de Geopolítica.
Facultad de la Defensa Nacional.
Escuela Superior Conjunta de las
Fuerzas Armadas Argentinas.
Universidad de Buenos Aires.