Los argentinos necesitamos hoy algo todavía más importante y trascendente que la reactivación económica o el adecuado funcionamiento de las instituciones de la República. Tenemos la necesidad de terminar con el déficit de esperanza, de sacar del rojo a la fe, de trasladar el amor de los teleteatros a la vida real. Los argentinos necesitamos volver a creer. Esto implica creer en que podemos construir un destino nacional compartido, creer en nuestra capacidad de convivencia y en la posibilidad de integración entre los ciudadanos, los sectores sociales y las regiones del país, creer en la capacidad de proyectar un mensaje propio en un continente y un mundo que avanzan hacia el universalismo. Para que los argentinos podamos volver a creer en la Argentina y en nosotros mismos, es útil recordar el último discurso que Perón pronunció en el Congreso Nacional el 1° de mayo de 1974, en el que expuso las bases fundamentales del “Modelo argentino para el Proyecto Nacional” y, en una magistral definición, caracterizó a la política como “la lucha por la idea”.
Es un hecho incontrastable que en los últimos años esa “lucha por la idea” tendió a ser reemplazada en el núcleo de la acción política por operaciones que sólo buscan cautivar a la opinión pública mediante imágenes que no son necesariamente hechos verdaderos y construyendo alquimias electoralistas de corto aliento, en un modo de proceder que no ha de ser ajeno al vasto descreimiento que la política como tal suscita hoy en nuestro pueblo. Reducir la política a un conjunto de cínicos procedimientos vacíos de ideas y carentes de destino trascendente, ejecutados por una corporación que pretende continuarse a sí misma en el control de la sociedad y se sirve del poder considerándolo sólo como un fin en si mismo está en las antípodas de aquella definición de la política que nos legó Perón. La Argentina, que hoy vive en la eterna coyuntura, requiere que la acción política vuelva a ser capaz de definir con claridad un rumbo estratégico, una visión de mediano y largo plazo que guíe su destino por varias generaciones y se torne en una visión compartida que nos lleve de la resignación, la atomización y el escepticismo a la confianza, la esperanza y la unidad nacional.
Se trata de reubicar “la lucha por la idea” como misión prioritaria de la acción política, a fin de promover la participación popular en un debate que lleve al hallazgo de un proyecto sugestivo de vida en común, dotado de una fuerza de convocatoria capaz de encender el sentido patriótico en todos los argentinos y de movilizarnos para edificar una Argentina integrada hacia adentro y proyectada hacia afuera. Hoy, como profetizaba Perón en 1974, “la sociedad y el hombre se enfrentan con una crisis de valores que es acaso una de las más profundas de cuantas se hayan registrado” y, puesto que “es posible que el pensamiento haya perdido, en los últimos tiempos, contacto directo con el devenir histórico”, es preciso hacer de la política un “pensamiento en acción”, única forma de reconciliar a la política con la sociedad. Por encima de partidismos, MOVIMIENTO 21 quiere contribuir, con humildad pero también con energía, a restablecer la práctica de esa “lucha por la idea”, único camino posible para recrear la política en la Argentina.
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