Por Oscar Lamberto | Los sábados por la mañana voy al super a buscar carne para el asado del domingo, desde hace meses me llama la atención que casi no hay gente comprando y cuando llega el fin de mes solo estanterías llenas y silencio.
Como vivo en una ciudad chica del interior las encuestas las hacemos nosotros preguntando a la gente, café de por medio, hablé con un empresario de los que le va muy bien , sus ventas aumentaron, está haciendo inversiones e incorporando nuevos trabajadores.
Me comentó que en la región centro de Santa Fe, las empresas están trabajando, no despidieron gente y en general los aumentos salariales fueron superiores a los índices de inflación, cuando le pregunté porque entonces la gente no tiene plata, los negocios están vacíos, a los restaurantes les sobra espacio.
Me respondió que él veía dos causas principales, con el fomento del consumo de los años recientes la gente está cargada de cuotas, aire acondicionado , televisores, viajes, autos y el aumento de las tarifas domiciliarias, que en valores absolutos , es lo que paga la gente, subieron mucho más que los salarios.
El dilema de gran parte de la población es que gastos prioriza, cuotas, comida, tarifas , salud, diversión y está muy claro que para todo no alcanza.
Esta vez el fenómeno es que el ajuste lo hace la gente, mientras el Estado sigue gastando y se endeuda para hacerlo, gran parte de la población está pagando con su esfuerzo una brutal transferencia de ingresos para beneficio de los sectores más pudientes de la sociedad.
La tragedia Argentina es que repetimos los errores una y otra vez. Esta política económica está extraída del manual de economía de Martínez de Hoz.
Política monetaria con altas tasas de interés , retraso cambiario, importaciones baratas, déficit fiscal alto, todo el esfuerzo exportador, de los pocos sectores que pueden hacerlo, termina en la compra de autos que podríamos fabricar en el país , en el turismo cuyo déficit ronda los 10000 millones de dólares anuales y ahora además en el pago de los servicios de la deuda.
Lo peor es que el final de esta película, mi generación, la vio varias veces, esta política es insostenible en el tiempo, ni siquiera la pudieron mantener los militares con reprensión y a punta de fusil.
No hay salida fácil ni indolora y menos en mano de un gobierno que confunde marketing con gobernar. Como pretende que alguien le crea que vamos a estar mejor, cuando en los vivencias cotidianas los precios desmienten todas las promesas.
Hace muchos años, Perón decía que a nuestro país “lo arreglamos entre todos, o no lo arregla nadie” y hoy estamos mucho peor que cuando el viejo general hizo el llamado a la unidad nacional.
Si queremos evitar un nuevo colapso, es imprescindible un gran acuerdo de todos los sectores que integran la Nación , que incluya el gobierno, las cámaras del parlamento, los jueces de la nación, partidos políticos, sindicatos, asociaciones empresarias, donde se acuerden políticas para una década , que incluyan la política monetaria, fiscal, tarifas, salarios,,grados de apertura de la economía, endeudamiento, obras prioritarias ,sectores de interés nacional y de los que necesiten subsidios.
El acuerdo debe ser una ley de la Nación exigible en los tribunales. Existen antecedentes en el mundo de este tipo de acuerdos. Si desde la política no se ordena la economía , la ordenan los mercados, y sus consecuencias son verdaderos terremotos, y cada vez es más difícil resurgir desde las ruinas.